lunes, 17 de febrero de 2014

Patrimonio Cultural-del horror-de la humanidad



Entrada al campo de concentración




Muchas de las definiciones del patrimonio cultural lo vinculan con la máxima expresión de la creatividad del ser humano, espacios/tradiciones que conmemoran grandes hechos de la historia de la humanidad, que resaltan valores que deben ser preservados, compartidos con las generaciones futuras. Suena a cliché pero esta es, a grandes rasgos, la forma en que el patrimonio cultural, o las manifestaciones culturales, tradiciones, monumentos, historias, etc. se convierten en referencia de la grandeza humana y por ello muchas de ellas pasan a tener, a través de un largo proceso en la UNESCO el estatus de Patrimonio de la Humanidad o como se denomina actualmente Patrimonio Mundial. 
Cuando escuchamos la palabra "Auschwitz" inmediatamente vienen a nosotros las imágenes sobrecogedoras de nuestros libros de historia, de los documentales y películas que hemos visto, por lo que a simple vista resulta incongruente que haya sido declarado como Patrimonio Cultural de la Humanidad. 




Auschwitz Birkenau Campo nazi alemán de concentración y exterminio (1940-1945) fue declarado por la UNESCO en el año 1979 como Patrimonio Cultural de la Humanidad. El criterio por el que fue declarado como tal fue el (vi) de las Directrices Prácticas de la aplicación de la Convención de París de 1972; este criterio señala que el elemento está directamente asociado con eventos o tradiciones actuales, ideas o creencias, con trabajos artísticos o literarios de valor universal excepcional. Pero las razones que sustenta la UNESCO para la declaratoria de Auschwitz, no se centra en el valor excepcional de los hechos ocurridos en el buen sentido del término, lo relaciona no solo como un lugar o la evidencia de uno de los mayores crímenes perpetrados contra la humanidad, sino también como un monumento que demuestra la fortaleza del espíritu humano, configurándose como un espacio para la memoria colectiva de ese capítulo oscuro para la historia de la humanidad.




Murallas eléctricas


El sol ante el horror





Aquí está la clave, el patrimonio cultural no solo es símbolo de la grandeza humana, no solo re/construye o fortalece identidades (aquí hay otro tema para analizar), no solo recuerda la historia de orgullo de países, sociedades o poblaciones, también es un elemento de recuerdo de etapas nefastas y horrores cometidos, en suma es un elemento vinculado a la memoria. Al respecto, la relación entre patrimonio cultural y memoria, publiqué el año pasado en la Revista Argumentos, parte de una investigación que vengo realizando y que también fue presentada en el Grupo Memoria del Instituto de Estudios Peruanos, aquí el enlace: 



Por ello no busco en este texto detenerme en el análisis de ambos temas, pero sí busco resaltar los diversos rostros que tienen el patrimonio cultural, las diversas formas que puede adoptar, la diversidad de lo que puede mostrar. 
Visité Auschwitz Birkenau durante el verano, el sol entraba por cada uno de los salones del museo, de las barracas, de los hornos, iluminando el horror que se presentaba en cada espacio, de verdad es indescriptible la sensación que uno tienen al recorrer cada milímetro de este museo del horror humano.
Solo para terminar, recordar que los judíos no fueron las únicas víctimas, hay otros colectivos que sufrieron las atrocidades del régimen nazi, entre ellos los gitanos que aún reclaman reconocimiento, asimismo los homosexuales y lesbianas fueron un colectivo marcado con el triángulo rosa. Acá dos enlaces interesantes, el tráiler de la película Bent que relata la historia de los homosexuales durante ésta etapa (como verán aparece Mick Jagger) y una entrevista del año 1982 al escritor italiano Primo Levi, que considero explica de una manera contundente como el recuerdo de recorrer espacios te calan hasta los sentidos (también el enlace del vídeo en italiano).





Ojalá tomemos caminos diferentes, que los espacios del horror sigan siendo recordados para no repetir historias, que no se creen/creemos más espacios de historias tristes y nefastas.

Bierkenau



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