jueves, 15 de agosto de 2019

La Lima de Pariacaca


La Lima de Pariacaca





Apu Pariacaca 5800 msnm

Encuentros, reencuentros[1]

Definitivamente los Juegos Panamericanos nos han dejado diversas sensaciones positivas de orgullo, la inauguración, la clausura y el desempeño de nuestros atletas han canalizado una fuerza que teníamos guardada como país. Considero que esto no ha terminado con la finalización de los Juegos Panamericanos, han quedado algunas cosas que es necesario que sigamos explorando y reconociendo, una de ellas es la figura del Apu Pariacaca, elemento cultural e histórico que fue utilizado como marco de la presentación de nuestras expresiones culturales en la inauguración de los Juegos.

Para conocer sobre el Apu Pariacaca y toda la cosmología que se desenvuelve a su alrededor es necesario referirnos al Manuscrito de Huarochirí, nuestra biblia regional escrita en Quechua, cuyos traductores más conocidos son José María Arguedas (y del cual toma la idea para su título de “El zorro de arriba y el zorro de abajo) y por el francés Gerald Taylor.

Mi primer acercamiento a este Manuscrito no fue en el colegio, como creo que debería ser en el futuro, fue en el pregrado en la universidad, pero no fue hasta los estudios en la Maestría de Antropología, en el magnífico curso del profesor Luis Millones en que se nos propuso a los estudiantes realizar una lectura y análisis completo del Manuscrito de Huarochirí. La importancia de este texto es así resumida por el profesor Millones:

“El texto está redactado enteramente en quechua y constituye uno de los más importantes documentos para acercarse a la cosmovisión andina del siglo XVI. Se le ha volcado en varios idiomas, además de la traducción que hizo al alemán el propio Trimborn. En español tenemos tres versiones, empezando por la que hizo José María Arguedas en 1966. Gerald Taylor y George L. Urioste también nos han entregado sus interpretaciones, que no necesariamente coinciden entre sí o con la de Arguedas. Sin embargo, todas ellas nos muestran las dificultades de lidiar con una lengua tan diferente al español y, sobre todo, con un texto cuya naturaleza –similar a la Biblia, el Popol Vuh o el Corán–, es el conjunto de relatos sagrados que una civilización presenta como el regalo y mandato de sus dioses. Hay que agregar que, a diferencia de las versiones de las crónicas de los siglos XVI y XVII que en general siguen el patrón sustentado por las declaraciones de la nobleza imperial incaica, el Manuscrito de Huarochirí nos ofrece un conjunto de relatos en los que ni el sol ni los incas tienen una supremacía sobre las deidades mencionadas en el documento. Una primera explicación nace de los límites geográficos donde sucede la mayoría de los acontecimientos narrados: la cadena de montañas que limitan la sierra de los departamentos de Lima y Junín, específicamente del nevado de Pariacaca, hasta la costa del Pacífico. Este espacio, muy lejano del Cusco y de la clase gobernante, explica en cierta forma el tratamiento que se hace de los incas o de su panteón oficial (y su rol no es especialmente feliz).[2]


Camino a Huarochirí

Así, fue realmente fascinante sumergirse en la genealogía de personajes diversos, tratar de reconocer lugares/ciudades que aún existen y entender la historia de la creación del mundo a través de los relatos anónimos recogidos por el sacerdote Francisco de Avila en el siglo XVI. Aún conservo mis anotaciones y mis “filminas” para exponer la genealogía del Manuscrito. 
En ese momento es cuando comienza la idea personal para mi tesis doctoral, intentar descubrir si en la actualidad aún persisten muchas de las tradiciones (fiestas, leyendas, mitos) en las poblaciones actuales de la zona que abarca el Manuscrito y es con (y gracias a) este proyecto que me embarco a Barcelona a estudiar mi Doctorado en Antropología Social y Cultural. Lamentablemente la beca no permitía salidas fuera de España por más de un mes, por lo que tuve que cambiar de zona de trabajo y de alguna manera de tema, y mi proyecto quedó ahí guardado con pocas actualizaciones a lo largo de esos años.

El año 2013 fue cuando me reencuentro con el Manuscrito, la Universidad Católica, conjuntamente con el IFEA organizó el Simposio internacional “El Manuscrito quechua de Huarochirí, circa 1608”, el que congregó a investigadores de diversos países. Se presentaron estudios diversos sobre el Manuscrito, desde el ámbito arqueológico, lingüístico, histórico, etc. y una de las presentaciones más importantes fue la de Gerald Taylor[3]. Demostrándose así la gran importancia que aún tiene el Manuscrito y la riqueza que alberga en diversos ámbitos de las ciencias no solo sociales.

Pero no fue hasta ese 2013 que gracias al trabajo en el área de Participación Comunitaria del Qhapaq Ñam que me reencuentro con Huarochirí como zona, el grupo había estado trabajando un interesantísimo proyecto sobre “Valoración del patrimonio cultural y percepciones sobre el turismo. Estudio en el Distrito de Huarochirí”[4], ya se había realizado la mayoría del trabajo de campo y desarrollado buena parte del trabajo de gabinete, quedaba pendiente la validación del documento de trabajo con la propia población (modalidad desarrollada en todas las actividades realizadas por el Área: el involucramiento de las comunidades hasta el final de los proyectos, acuerdos, etc.). Así emprendí, junto con otros compañeros, el viaje a Huarochirí, recordando el Manuscrito y tratando de identificar en el camino esos lugares que habían recorrido Cuniraya Huiracocha, Pariacaca, Chaupiñamca, entre otros personajes.

En el camino el Apu Pariacaca aparecería lejano (la foto al inicio del texto así lo demuestra), y si bien forma parte del imaginario de los pobladores de Huarochirí (debido a que el Camino Inca que llevaría hacia el Apu pasa por Huarochirí), este no forma parte del distrito de Huarochirí.


 

El Apu Pariacaca está ubicado en la comunidad de Huachipampa en el distrito de San Lorenzo de Quinti, provincia de Huarochirí y en la comunidad de Tanta, provincia de Yauyos, ambas en la región Lima, formando parte de la Reserva Paisajística Nor Yauyos.

No escribo este texto con la intención de profundizar en el tema del Pariacaca o del Manuscrito o de los avances de mi proyecto (que sigue poco a poco!!), sino que considero que el hecho que el Apu Pariacaca haya hecho su apoteósica aparición en la capital del Perú es una buena oportunidad para conocer, entender y analizar la situación de otras ciudades con las que la capital comparte región. Comprender, conocer y apreciar esa Lima serrana de la cual vivimos literalmente de espaldas, a pesar que ese Apu tutelar nos conectaba desde tiempos ancestrales (entre otras cosas, la directa relación con Pachacamac y otras deidades así lo demuestra)[5].

Tan lejos, tan cerca
          Una de las cosas que más me llamó la atención del viaje a Huarochirí fue el mal estado del camino, es realmente un camino peligroso de una sola vía, lleno de curvas, abismos y túneles que impiden muchas veces la visión. Pareciera que las autoridades olvidaron este importantísimo lugar, y da la impresión que estuviéramos a miles de kilómetros de la Capital, cuando en realidad no es así.


Camino a Huarochirí
         










No se nota la trocha













Una sola vía















A pesar de ello buses lo cruzan cuatro días a la semana (por lo menos en ese año),  llevando y trayendo pasajeros y mercancías, un viaje que dura aproximadamente cinco horas, aunque se puede tardar hasta ocho debido a lo accidentado del camino.



















La importancia cultural de Huarochirí no solo está vinculada al Manuscrito de Huarochirí, un tramo importante del Camino Inca se encuentra en este distrito, formando parte del tramo Xauxa Pachacamac, que a la vez forma parte del camino hacia el Pariacaca, además conserva múltiples complejos arqueológicos como Suni, Chuicoto, entre otros.

La extirpación de idolatrías llegó con la Colonia, y fue aplicada con fuerza en la zona de Huarochirí, pero también promovió actos de rebelión de personajes como Juan Cajahuamán, tal como lo señala Rosario Pajuelo Montes en su estudio sobre el ex centro educativo N0 443 de Huarochirí:

Las crónicas de esa época permiten deducir que hacia 1697 la educación promovida por la religión pudo haber tenido su máxima influencia en Huarochirí: una denun­cia hacia los indios por mantener culto a sus dioses tradicionales dan inicio a varias campañas de extirpación de idolatrías para destruir cualquier rezago de la religión andina (Orrego, 2005). Los efectos de esta herramienta de opresión se vieron años más tarde, cuando, en 1750, Francisco Inka se rebeló contra los abusos de las au­toridades virreinales; años después le siguieron Juan Cajahuamán2 y el montonero Ninavilca3 (Tello, 2011). La resistencia y la lucha marcarían una de las características del huarochirano de esos tiempos, lo que pudo haber provocado la intensificación de una educación centrada en la dominación.”[6]

Huarochirí es también lugar de nacimiento de Julio César Tello, el padre de la arqueología peruana, y en su recuerdo hay una placa en la casa donde nació y la decoración de la plaza principal tiene una estatua y varias representaciones vinculadas a la cultura Chavín.

El patrimonio monumental y arquitectónico también tienen importantes referentes en este distrito, cuya área urbana fue declarada en 1986 como Patrimonio Cultural de la Nación, destacando la Plaza Central, la Iglesia Santísima Virgen de la Asunción y el local del  Colegio No 443, también conocido como Patio de Honor, una de las edificaciones más importantes del distrito y que guarda una historia fascinante tal como la desarrolla Rosario Pajuelo Montes en su trabajo:“La Recuperación Participativa de La Historia y la Memoria para el Uso Social Del Patrimonio Huarochirano: El Caso Del Ex Centro Educativo N°443”[7].

Plaza central de Huarochirí con el fondo del Centro Educativo 443


Plaza Central de Huarochirí
A pesar de toda esta riqueza cultural, en la que también cabe destacar las festividades, productos agrícolas, organización comunal, etc. aún en la capital se desconoce la importancia de ciudades con las cuales compartimos no solo una historia, sino un espacio geográfico y que representan nuestro enlace con el mundo andino, aquel mundo andino que se enclava en la costa gracias a las migraciones, y a las manifestaciones culturales que se han insertado en nuestra ciudad. Una muestra de ello son los resultados de la pregunta de Autoidentificación Étnica del Censo del Instituto Nacional de Estadística del año 2017, la cual arrojó importantes resultados con relación al departamento de Lima en el que se encuentra el mayor porcentaje de personas que se autoidentifican como indígenas u originarias de los Andes (23,1%).
Este pequeño resumen, gracias al Apu Pariacaca que ha estado en las noticias en los últimos días, tiene la intención de reconocer que somos también una Lima serrana, nos debe interesar la historia de lugares como Huarochirí, conocer su cultura, la cual compartimos, pero también identificar la problemática que aún sufren muchas ciudades que se encuentran en nuestra región, falta de caminos seguros, asfaltado, dificultades de acceso, comunicación, etc. Huarochirí aún conserva unos paisajes hermosos, es un pequeño y apasible pueblo con mucho potencial, pero que lamentablemene aún se encuentra aislado de la gran ciudad. 


Paisaje de Huarochirí-Camino Inca

Quizás si empezáramos a leer el Manuscrito desde pequeños, nuestros niños, a pesar de estar cerca al mar, se sentirían identificados con un espacio que habitan como un todo, unidos por los cerros que nos llevan al Pariacaca que nos observa imponente desde las alturas de nuestra Lima. Que el Bicentenario nos encuentre conociéndonos y reconociéndonos, en nuestra lejanía cercana[8].




[1] Todas las fotografías del presente texto son parte de mi archivo personal.
[2] https://elcomercio.pe/opinion/columnistas/manuscrito-huarochiri-luis-millones-269985
[3] En esta página se puede ver el programa completo: http://files.pucp.edu.pe/facultad/llcchh/wp-content/uploads/files/2013/08/Simposio-internacional.pdf
[4] Sería importantísimo que el documento final pueda ser publicado, pues constituye una muestra no solo de la importancia y riqueza de la zona, sino de una forma de trabajo participativo desde su concepción hasta la culminación del mismo.  
[5] Para mayores referencias sobre Pariacaca, visitar el blog de Roberto Bustamante, aka El Morsa: https://medium.com/@elmorsa/lecturas-sobre-el-pariacaca-52e919c25c4d
[6]https://www.academia.edu/37569223/La_recuperaci%C3%B3n_participativa_de_la_historia_y_la_memoria_para_el_uso_social_del_patrimonio_huarochirano_El_caso_del_ex_Centro_Educativo_N_443._Revista_DEVENIR_N%C3%BAmero_6._Revista_de_Patrimonio_Edificado_de_la_Facultad_de_Arquitectura_Urbanismo_y_Artes_de_la_Universidad_Nacional_de_Ingenier%C3%ADa
[7]https://www.academia.edu/37569223/La_recuperaci%C3%B3n_participativa_de_la_historia_y_la_memoria_para_el_uso_social_del_patrimonio_huarochirano_El_caso_del_ex_Centro_Educativo_N_443._Revista_DEVENIR_N%C3%BAmero_6._Revista_de_Patrimonio_Edificado_de_la_Facultad_de_Arquitectura_Urbanismo_y_Artes_de_la_Universidad_Nacional_de_Ingenier%C3%ADa
[8] Algunos vídeos sobre Pariacaca: Reportaje al Perú https://www.youtube.com/watch?v=kTcxTMKwvl8
Presentación de la Historieta sobre Dioses y Hombres de Huarochirí-Miguel Dett: https://www.youtube.com/watch?v=ZKdUp7u9XD0





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